Total de visualitzacions de pàgina:

dissabte, 27 de juliol del 2019

¿Qué tendremos que cambiar de nuestra vida?


(Cuando tengamos mucha menos energía)

El compañero Joaquim Sempere, luchador de toda la vida, ha publicado un libro titulado «Las cenizas de Prometeo». El significado del título es el siguiente: Prometeo es un mito griego que habría beneficiado a los mortales aportándoles el fuego para su uso. Pero el autor lo imagina como protector de la alegre y loca carrera de la humanidad de quemar petróleo, petróleo, petróleo, y todo tipo de combustibles, para producir productos, productos, productos, muchas veces no necesarios. Pero esa locura no puede durar demasiado: todos los recursos utilizados en esa «fiesta» (salvo el nitrógeno) son finitos, limitados, y un día (pronto) se terminarán. Pero, atención: mucho antes de terminarse, serán cada vez más escasos, y más caros. Y… lo peor podría ser que los gobiernos, los grupos de poder, se «pelearan» para quedarse los últimos restos. Entonces, el autor imagina que, de este loco fuego, quedarán sólo… las cenizas. Y…  ¿qué haremos con ellas? 

La realidad:   En distintos momentos de la segunda parte de este siglo, irán escaseando y luego terminándose, no sólo el petróleo (y el gas), sino los metales, los elementos minerales portadores de nutrientes con que abonamos la tierra de cultivo para que siga produciendo (por ejemplo, el fósforo), entre otros recursos.

Como punto en cierto modo muy expectante y curioso, expongo lo siguiente: las tierras de cultivo, en vez de abonarse con los clásicos abonos químicos, cuando estos escaseen, deberán volver a serlo, como había sido siempre, con los excrementos de personas y animales, los cuales, en las ciudades, en vez de echarlos de manera irresponsable al mar, deberán ser recogidos y transportados en carros (en carros, porque los vehículos serán escasos i sobre todo lo será la energía con que moverlos) a las granjas o haciendas de los alrededores de la ciudad, donde se procurará producir tantos alimentos como nos sean necesarios (ojalá, porque puede muy bien ser que también resulten escasos).

Y, para cerrar, pero no todavía del todo, el capítulo de los alimentos, que a lo largo de todo este proceso tiene que ser siempre el más importante, resulta que la escasez, la carestía y, finalmente, la falta, de petróleo incidirá sobre la agricultura de forma tremenda: no se podrá seguir labrando con el tractor, o bien mucho menos, habrá que volver a labrar con el arado, y con animales, y no hablemos de segadoras y cosechadoras, de modo que la producción de nuestros alimentos exigirá mucha más mano de obra, y mucha gente tendrá que trasladarse de la ciudad al campo. Pero ello trae, a su vez, un corolario importante: se necesitarán muchas inversiones públicas para construir muchas más escuelas, centros de salud, equipamientos culturales, deportivos... con objeto de que los nuevos pobladores rurales tengan un mínimo de acomodo.

Naturalmente, el petróleo y otros combustibles deben ser reemplazados por la producción de energías limpias (sol y viento), pero hay un consenso bastante generalizado de que jamás podremos, con la producción de energía natural, tener una cantidad de energía comparable a la que nos proporcionan las energías fósiles actuales. Tendremos que pasar con mucha menos energía, además de ser limpia.

Cedo la palabra al autor, en pasajes seleccionados: «La escasez de energía que inevitablemente se nos impondrá (incluso con una transición energética a renovables) obligará a reducciones de nuestros consumos en general y no sólo en energía, sino también en bienes y servicios de toda clase, ya que la energía está en todas partes. Necesitamos energía para cultivar la tierra y criar animales, para desplazarnos, para cocinar, calentarnos y  refrescarnos, para producir electricidad, para elevar el agua que necesitamos, para calentar hornos industriales, para conservar los alimentos, etc. Hay que actuar a la vez en varias direcciones complementarias.»

«La primera y más urgente es la transición a un modelo energético 100 por 100 renovable, que eliminaría de raíz la dependencia del petróleo y demás fuentes fósiles de energía; y que cortaría de raíz el peligroso agravamiento del cambio climático. Si se emprendiera pronto, todavía se podría utilizar la energía concentrada de las fuentes fósiles y la transición energética sería más fácil, pero no es este el caso: el cambio se está haciendo a paso de tortuga. Otra dirección es la de sustituir la agricultura industrial, muy dependiente del petróleo, por una agricultura ecológica.»

«El contexto de escasez de energía y de transición a las renovables empujará a la migración desde zonas urbanas a zonas rurales. La agricultura ecológica exige más mano de obra, y la carestía del transporte y de la conservación de los alimentos exigirá una producción de proximidad. De ahí la conveniencia de que aumente la población rural y disminuya la urbana.»

«Una tercera evolución será la transformación de la industria. Adaptarse a la escasez de energía implicará adaptarse también a la menor disponibilidad de materiales no renovables del subsuelo. (...) En todo caso, la escasez obligará a fabricar artefactos más duraderos, reparables fácilmente cuando se estropeen, diseñados para ser reutilizados y para reciclar fácilmente sus componentes al final de su vida útil.»

«[La captación de energías renovables] requiere mucho espacio para captar la energía y muchos artefactos técnicos para asegurar la cantidad y la seguridad en el suministro a qué estamos acostumbrados. Pero además [los aparatos para captar la energía] requieren, con las técnicas hoy disponibles, cantidades de hierro y de metales escasos nada desdeñables. Si hubiera que proveer a toda la humanidad [de medios para captar tanta energía como hoy usamos] la disponibilidad de materiales se agotaría en pocos decenios. (...) [Hay que aceptar] que un sistema energético mundial 100 por 100 renovable exigirá sacrificar una proporción elevada de bienes de uso y consumo.»

«La celeridad con que se tomen estos tipos de medidas será clave para evitar que se produzcan daños graves. Transición energética, revolución agroecológica, reforma industrial y territorial y reorientación tecnológica deberían avanzar en paralelo. Sólo así podrán evitarse las eventuales situaciones de caos, colapso, violencia o regresión social.»

Todo eso yo no lo veré, pero tengo hijos, nietos y biznietos.

dimecres, 10 de juliol del 2019

La Llei Aragonès


Aquells grups de catalans, anomenats últimament de diverses maneres, que sempre han tendit, descaradament, a  considerar Catalunya com el seu «hort», o la seva «botiga» (i, secretament, si era possible, també la seva «mamella»), sembla que ara estan disposats a donar el cop final.
                                                       
Recordem: sempre, de dècades, han tendit a organitzar i administrar els serveis públics d'una manera poc pública, d'aquella manera anomenada «de gestió público-privada». Forma de gestió molt lloada a la resta d'Espanya, on s'havia arribat a anomenar «la fórmula catalana». Es deia, públicament, que era bona la col·laboració entre pressupost públic i capital privat. Però sempre pensàvem que era bona sobretot per als empresaris o capitalistes privats, que se'n duien un bon farcell de beneficis.                

Doncs ara estan tramitant una llei anomenada popularment Llei Aragonès, el nom del vicepresident de la Generalitat. Però el seu nom oficial és «Llei de contractes de serveis a les persones». Ja es diu que no és un nom gaire entenedor, però jo, per part meva, dic que, «sabiendo lo sabido», em fa sospitar la presència en el títol de la paraula «contractes». No que no hi pugui ser, però semblaria que, quan es parla de contractes, fa l'efecte que es refereixi més aviat a contractes amb empreses. Si es tracta de gestió de l'Administració, sembla que no cal contractar res o no gaire.
                                                                                                                                                                  Doncs bé, diuen que tot l'entramat de la llei afavoreix, o bé no impedeix, la contractació generalitzada de molts o de tots els serveis «a les persones» a empreses o a entitats socials (les conegudes com a «entitats del tercer sector», és a dir, que no són ni empreses capitalistes ni serveis de l'Administració). Essent així, a mi em dona de parer que una (o moltes) licitació entre una empresa i una entitat social no té (ni pot tenir) «color». Ja sabem qui guanyarà, no necessàriament sempre però quasi sempre. I això porta a la maleïda privatització, sovint anomenada «externalització», que voldria semblar que no fos lo mateix.

Això és lo que dedueixo pel meu compte, perquè, em sap greu de dir-ho, però he assistit a un acte en què, suposadament, s'havia d'explicar «la llei», però no s'ha fet això, sinó que quatre ponents ens han explicat «lo que ells pensaven de la llei», i, a més, bastant malament, i no és això lo que jo hauria volgut.

De totes maneres, me'ls crec, i, encara que no puc afirmar gaire cosa amb certesa, crido que tota l'esquerra ha d'atacar amb força els objectius d'aquesta llei. I de fet tota la llei, perquè (novament) em sembla que difícilment en podria tenir uns altres. Diria que «està mal parida de bon principi».

El part per a les dones (i no al revés)

Algunes idees molt interessants del llibre «La mama desobedient» (Una mirada feminista a la maternitat), de la companya Esther Vivas.         

Coneguts de fa «segles» d'aquelles lluites als moviments socials per coses que no aconseguíem mai. Però l'Esther és molt polifacètica, i durant molts anys s'ha dedicat al tema dels aliments. La distribució a Barcelona d'aliments produïts per cooperatives de pagesos d'Àfrica o de Sud-amèrica, per tal que tinguin la venda assegurada i un preu just, en comptes de ser malmenats pel mercat mundial. Però també sobre la manera com ens els distribueixen, i els negocis que en fan. Ha publicat «Supermercados no, gracias» (2007), i «El negocio de la comida» (2014).

Però, en una tercera fase, des de l'experiència de ser mare, ara està lluitant perquè les dones embarassades puguin tenir el part que elles desitgin, i no el part que els imposin uns metges (o doctores, però amb la mateixa mentalitat que els metges). Enyora els parts tinguts a casa, com el seu, amb l'assistència d'una dona experta (la llevadora), com va ser durant segles, i, encara que reconeix que el part a l'hospital, amb assistència mèdica, té més garanties d'assegurar la vida i la salut de mare i fill/a, creu que la professió mèdica exagera la importància dels seus coneixements i sotmet la dona a un seguit de condicions no sempre necessàries, que se li imposen sense ni consultar-la. 

Toca molts aspectes i no us els puc resumir tots, però sí que exposaré la part més important i delicada, la que ella anomena, amb un terme dur, com «violència obstètrica», referida a actituds i actuacions durant el part, o la seva preparació.

Esmenta, en aquest sentit:   el tacte vaginal dut a terme per diverses persones;  /   l'ús de fòrceps didàctics, perquè els estudiants practiquin en el cas d'un part real (l'Esther creu, i jo també, que és clar que els estudiants cal que facin pràctiques, però que la part més íntima del cos de la dona és una cosa massa personal perquè sigui utilitzada per «un grup de persones, en bona part masculines», encara que sigui per a l'educació dels futurs metges);  /  el subministrament de fàrmacs i anestèsia si no són realment necessaris;  /  l'acció de pressionar l'abdomen cap al fons uterí, per fer sortir la criatura més ràpid, que pot deixar seqüeles, i és prohibit en diversos països;  /  les cesàries no del tot necessàries, practicades per facilitar la situació;  /  introduir un dit en el coll uterí per desprendre les membranes de la bossa d'aigües i així «induir» el part, però hi ha el risc de trencament de la bossa o de produir un sagnat abundant;  /  I el pitjor: un tall a la vagina per fer més pas («episiotomia»). Aquesta ferida de vegades provoca dolor en certes postures del cos, sobretot asseguda, durant molt de temps, i també pot comportar dificultat en les relacions sexuals i, fins i tot, incontinència urinària.  Vegem que algunes d'aquestes pràctiques són per acabar abans, perquè els metges (o las doctores) tenen pressa. Diu l'autora que algunes dones, si han tingut la desgràcia de suportar diverses d'aquestes coses juntes, diuen que han viscut i que recorden el part com una violació. (I tant cesàries com episiotomies (tall a la vagina) s'han disparat a tot el món els darrers anys. A l'Estat espanyol, ara, una cesària de cada cinc parts.)

Però lo que indigna més l'Esther és que hi hagi pràctiques (aquestes que hem dit o altres) que s'apliquen a la dona sense consultar-la i sense deixar-li que «decideixi com vol tenir el seu part». Que el personal mèdic ho tingui tot planificat i decidit, i la dona només hagi d'obeir lo que li manen. I es tracta d'allò que és sovint lo més important de la seva vida!!

I lo pitjor de tot: aquestes pràctiques, aquesta manera d'imposar-les i alguns detalls de maltractament oral són molt més aplicades a dones gitanes, immigrades, negres...

Però el personal mèdic quasi sempre diu que tot està calculat perquè sigui lo millor per a la dona i per al nadó. Que ells/es tenen la ciència, i que tot lo que se li fa és lo que més li convé. Però alerta!! No sempre és tan segur com creuen!!

Exemple: Durant tota la primera meitat del segle XX, quan en un part s'aplicava l'anestèsia, els metges ho feien durant la segona meitat del part, quan la dona empeny avall el cos de la criatura. Molt temps després, els metges (majoritàriament homes) van «descobrir» que la dona té més dolor en la primera meitat del part, durant les fases de dilatació i contraccions. L'Esther diu, amb ironia: «A les dones, durant anys, ens han subministrat l'anestèsia quan ja no la necessitàvem.»

Una altra de les coses que indignen l'Esther és la norma, d'obligat compliment, que tot just surt el nadó del cos de la mare... se l'emporten. I no el veu fins, a vegades hores, i, a vegades, l'endemà. Considera que això és una ruptura afectiva molt important per a la mare. Una brusca separació entre acabar-lo de tenir i poder-lo veure, abraçar, petonejar... Per una decisió més o menys «administrativa». Però... hi ha dones (molt poques, però algunes) que, de resultes d'això, han sofert una ruptura psicològica, i que... no poden estimar el nadó tal com voldrien, i això dura.

En definitiva, ella demana que la dona, en el moment més decisiu de la seva vida, pugui fer les coses com li sembli més convenient, sobretot si té un projecte molt personal, i que el servei mèdic l'ajudi, li posi els mitjans perquè pugui fer-ho de la manera més pròpia que sigui possible.  No que tot estigui rígidament establert, i que la dona només hagi d'obeir.

Com diu una artista en un curtmetratge que va fer per denunciar el seu cas:

El part és nostre. Que ens el tornin!!
 

dijous, 4 de juliol del 2019

L'aberració de l'infern


En un altre lloc he escrit que la creença en el mite de l'infern és l'aberració més gran que hi ha hagut en la història de la humanitat. Feia molt temps que volia saber com l'Església havia adoptat la creença en aquesta barbaritat, quan, per culpa de qui. Però semblava tot un tabú. En el meu llibre sobre «La Bíblia ben explicada» queda clar que de la Bíblia no se'n pot treure cap aproximació en aquest sentit, encara que un text de Crist «molt mal interpretat» sí que hi donaria lloc.

La primera sorpresa és que aquesta adopció de l'heretgia no va ser en un moment, en una època, sinó de mica en mica, al llarg de mil anys. (Sí, sí, mil anys.) La segona sorpresa és que no va ser pas, com jo pensava, per la mala interpretació de les paraules sobre el Judici final. Doncs no. Molt sorprenentment, el progressiu conreu d'aquesta teoria es va fer del tot al marge de l'Escriptura, com si aquesta no existís. No me'n sé avenir.

Una altra característica, aquesta gens sorprenent, és que l'Església oficial reacciona davant el problema de manera influïda per les opinions dels pensadors «cristians». Als primers segles, aquests pensadors són els anomenats «Pares de l'Església».

Al segle III, només dos-cents anys després de la predicació de Crist (només dos-cents anys!!) van començar les mentides i les heretgies. Però no pas de cop! Al principi tot va ser molt suau, fins i tot semblaria acceptable. Així Climent d'Alexandria i Orígenes creien en una mena d'«infern espiritual»: l'ànima del pecador, després de la mort, tindria un fort sentiment de penediment pels pecats fets, que la faria patir. Però això seria temporal, i s'acabaria. Perquè la bondat divina faria que, al final de tot, fins i tot el dimoni s'acabaria salvant. Si tot hagués sigut així...

Al segle IV, amb sant Ambròs i Gregori de Nisse, continua la mateixa tònica. Però, entre finals del segle IV i començaments del segle V, s'esdevé la perversió: es comença a parlar d'un infern de foc, que crema, i tot seguit, que és etern. Els autors de l'heretgia són, primer, Joan Crisòstom, i després sant Jeroni. Joan Crisòstom afegeix una segona barbaritat dient que tots els pagans hi aniran, perquè, al no haver rebut el baptisme, son incapaços de fer res de bo.

Però amb sant Jeroni comença una evolució delirant, que cal explicar ben bé i que sigui ben entesa, perquè és d'antologia. S'esdevé en tres fases:
1) Jeroni oscil·la, al llarg de la vida, en dues posicions: un infern amb foc físic, i el seu retorn a la versió anterior, espiritual.
2) Finalment, Jeroni estableix aquesta teoria: la versió espiritual, del penediment, és la veritat. Però no interessa explicar-la al poble. Aquest necessita una cosa que li faci més por, per mantenir-se més o menys bo. Cal predicar un infern de foc, que crema.
3) Conforme entrem al segle V, s'esdevé un fenomen psicològic increïble: els successius pensadors, aquella mentida oficial, que era per dir-la al poble, se l'acaben creient, tots. Ja no es parlarà mai més d'un infern espiritual.

Al segle V, sant Agustí serà la culminació d'aquestes concepcions aberrants i anticristianes. Aquest superheretge, a més d'afirmar el caràcter físic de l'infern, i la seva eternitat, assegura que hi seran condemnats tots els pagans, no evangelitzats encara,  o sigui la gran majoria de la humanitat. Hi seran condemnats...  els nens morts sense batejar... (Asseguro que això ho diu Georges Minois, que ningú no es pensi que ho dic jo, perquè jo no m'ho puc creure. Però ho diu Minois.) I, naturalment, hi aniran tots els cristians que s'obstinin en el pecat. I aquest home l'han fet sant, i no sols sant, que això ja es fa correntment, sinó que se'l té per una de les ments més preclares de la història del cristianisme. (Doncs, vaja que...)

Davant aquesta allau de mentides i despropòsits, una Església oficial ja notablement divorciada de l'Evangeli, cedeix a la nova onada, molt aviat: abans d'acabar el segle IV, fins i tot abans del missatge terrorífic de sant Agustí. A finals del segle IV, i sota l'autoritat del papa Damas, es publica un Credo que, entre les coses esmentades com a cregudes (és la funció d'un credo), ja inclou la terrible frase de «suplicis eterns». Era lo essencial: suplicis i eterns. No obstant això, encara es pot fir que, per una banda, era una frase que incloïa lo essencial però no era encara un document complet, que descrivís «tot» el fenomen. I per altra banda, era promogut per un papa, no per un concili. Mitja autoritat...

 I durant aquesta llarga fase històrica (Antiguitat) les coses no anaren més enllà. Perquè, si bé quasi dos segles més tard (any 543), el Concili de Constantinoble va condemnar la doctrina dita de l’atenastase (paraulota que vol dir: seguretat d’una salvació universal, en la qual fins i tot el dimoni, al final, retornaria a Déu), condemnar aquesta teoria tan bonica era condemnar una cosa bona, però no era aprovar res concret.

Ens quedem, doncs, de moment, amb una frase terrible, però no formant part encara d’una doctrina plena i coherent, basada en una autoritat forta. I, paradoxalment, aquesta mala frase era deguda a un papa, Damas I, del qual diuen (però no és del tot segur) que era català, nascut al poble d'Argelaguer (Garrotxa). Quina vergonya per a nosaltres!!: el primer papa heretge!

Tot seguit s’assenyala la fase de les reflexions en l’àmbit monàstic, al llarg de la l’Edat Mitjana. Però per simplificar no he volgut seguir-ho, i he saltat a la tercera fase, la dels (considerats) grans teòlegs dels segles XII i XIII. I singularment sant Tomàs. I ja serà el desastre definitiu.

Aquests teòlegs no afegiren més penes a la doctrina de l’infern, perquè ja no n’hi podia haver més. Sinó que es dedicaren a fer tota una sèrie de precisions, com si diguéssim, dibuixar la «cultura de l’infern»: Distingir entre pecat mortal i pecat venial, i que només al primer corresponia la condemna de l’infern. I l'Església, amb la confessió, tenia la clau de l'infern o del paradís. Més coses: Després de la mort té lloc el «judici particular», que ja decideix, de manera que el Judici Final no és més que una mena de cerimònia oficial d'una cosa ja decidida. I encara: Els condemnats sofreixen dues penes: la pena de «dany» (no poder veure Déu) i la pena de «sentit» (la cremor del foc). Aquest càstig només és per als qui moren en pecat mortal. Els no batejats, els infants i els pagans no van pas a l'infern, sinó als llimbs, on no sofreixen cap mena de turment físic. (Sant Tomàs, dintre de tot, era molt més intel·ligent que sant Agustí.)

Però la característica pitjor d'aquests teòlegs era que, en les seves reflexions, Déu hi apareixia sempre com a JUTGE, i fins i tot com a jutge i part, perquè els pecats eren comesos contra ell. (Però Crist ens l'havia presentat sempre com a «pare»... )

I.. ara sí que l'Església oficial ja es va entregar del tot a l'enemic. L'any 1201, el papa Innocenci III afirma l'existència de la pena de dany i la pena de sentit. És a dir: el sofriment de l'infern. I, molt aviat, l'any 1215, el concili del Laterà afirma l'eternitat de les penes. Ja ho teníem tot (ben espatllat). Però encara semblava que ho aprovessin per parts, com si no volguessin espantar massa. 

Però dos segles després, en el Concili de Florència, del 1439, ara ja una Església plenament renaixentista, rica, forta, molt afeccionada a l’art, mecenes generosa en aquest sentit, que tenia totes les condicions que es poguessin desitjar, menys la de ser cristiana, va aprovar la gran declaració, la que ja no deixava cap mena de dubte, que ho deia tot, tot el mal que es pogués arribar a dir. La vergonyosa declaració, tota ella herètica, sense ni una paraula que digués la veritat, deia així:

«La santa Església romana creu fermament, confessa i anuncia que ningú, fora de l'Església catòlica, ni pagà, ni jueu, ni no creient, ni ningú que estigui separat de la unitat, no tindrà part en la vida eterna, i caurà, al contrari, dins el foc etern, preparat per al diable i els seus àngels, si no retorna a ella abans de morir.»

Però, per acabar la tan trista història, recordem que aquesta Església, aquesta, és la que, al cap de quatre dies (uns 80 anys), podrida de vicis i escàndols, seria la causa principal de la divisió dels cristians/es (que encara dura).

dimarts, 2 de juliol del 2019

Sacrificis i holocaustos


«L'amor que em teniu és com la boira del matí, com la rosada que desapareix ben aviat. (...) però la meva sentència brilla com la llum: el que jo vull és amor i no sacrificis, coneixement de Déu i no pas holocaustos» (Os 6: 6).

«Als vostres pares, el dia que els vaig fer sortir d'Egipte, no els vaig dir res d'holocaustos i sacrificis, no els en vaig prescriure cap» (Jr 7: 22).



«Aquesta és l'ofrena que perpètuament oferiràs cada dia sobre l'altar: dos anyells d'un any. Un dels anyells l'oferireu al matí i l'altre al capvespre.  (Ex 29: 38-39)

«El senyor va cridar Moisès des de la tenda del trobament. Li digué (...): Quan algú de vosaltres presenti al Senyor una ofrena, si és d'animals, ha d'oferir un cap de bestiar (...) Després degollarà l'animal a la presència del Senyor, i els sacerdots descendents d'Aaron oferiran la sang i aspergiran amb la sang els quatre costats de l'altar (...).       (Lv 1: 1-5)
[No tindria sentit transcriure més citacions, perquè els primers nou capítols del Levític parlen contínuament de sacrificis i holocaustos.]

El cas és el següent. Es confronten textos de legisladors (els segons) i textos de profetes (els primers). Tots quatre textos oscil·len entre segle VIII i segle VII aC.  Els legisladors treballen al palau del rei Josies. El rei Josies és un rei piadós. Però és un rei. Els legisladors s'ocupen de l'ordre del país, també en l'aspecte religiós, que és responsabilitat del rei.  //   Els profetes no estan a les ordres de ningú, només de Jahvè, el qual vol que les persones l'estimin i s'estimin, ja que precisament per a això han sigut creades, i no per cap altra cosa. És bastant normal que uns i altres exagerin una mica. Segur que els dos profetes no tenien gaire afecció als sacrificis, i els interessava molt més una altra cosa.

Transcrit al moment actual, els legisladors serien la jerarquia (amb molt honroses excepcions). I els profetes (o els més amants dels profetes) serien les persones components dels moviments reformadors. Donat el fet que els legisladors es mantenen molt ferms en les seves posicions, el conflicte (en formes més o menys civilitzades) està servit.