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dijous, 22 de juliol del 2021

Dos ejemplos de mensaje

 

Algunas personas conocidas han manifestado dificultades para comprender mi análisis del libro “Hechos de los apóstoles”. Especialmente, me han insistido en las dificultades que hubiera habido en el caso de querer hacer intervenir a todos los apóstoles, o varios de ellos, en la narración del libro, por las dificultades de comunicación existentes, y mucho más para reunirse. Puesto que lo normal era que estuviesen en lugares distintos y quizá algo alejados, cada uno llevando a cabo su misión.

Creo que tienen razón, y entonces, lo que yo califiqué como la pregunta del millón (¿por qué se había silenciado a la mayor parte de los apóstoles?) queda relativizada, sin que la suprima como pregunta a considerar.

Sin embargo, mi punto fuerte era (y es) la diferencia entre el mensaje de Jesús y el mensaje de los principales apóstoles, según los ejemplos que yo exponía. Para hacer entender mejor mi argumentación, se me ocurrió comparar dos textos bíblicos parecidos en su forma (la pregunta) pero muy distintos en su contenido (la respuesta). Son esos dos:

 

La gente le preguntaba [a Juan Bautista]:

Así, pues, ¿qué tenemos que hacer?

Él les respondía:

Quién tenga dos túnicas, que dé una a quien no tiene, y quien tenga alimentos, que también los comparta.

Entre quienes iban a hacerse bautizar, había incluso unos publicanos [cobradores de impuestos], que le decían:

Maestro, ¿qué tenemos que hacer?

Él les respondió:

No exijáis más de lo que está establecido.

Igualmente, unos soldados le preguntaban:

Y nosotros, ¿qué tenemos que hacer?

Él respondió:

No uséis la violencia ni presentéis falsas denuncias para sacar dinero de nadie, y contentaos con vuestra soldada.

(Lc 3: 10-14)

 

 

Cuando oyeron esto, se trastornaron y dijeron a Pedro y a los demás apóstoles:

Hermanos: ¿qué tenemos que hacer?

Pedro les respondió:

Convertíos, y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo para obtener el perdón de los pecados, y así recibiréis el don del Espíritu Santo. (Más tarde les añade: Apartaos de esta generación perdida.)

(Hechos 2: 37-41)

 

Bueno, compas, yo soy totalmente consciente de que, con un hecho y otro hecho, no tengo base estadística para “demostrar” nada concreto, pero quiero llamar la atención sobre el hecho de que, en el esquema del libro, el autor da a Pedro tres oportunidades de plantear a un grupo de nuevos cristianos cuál debe ser la nueva forma de vida a la cual se les invita. Son el caso citado de Ac 2: 37-41, tras la recepción del Espíritu; Ac 3: 11-26, tras el discurso en el llamado Pórtico de Salomón; y Ac 10: 34-43, en casa de Cornelio.

En el primero, como he descrito, invita a convertir-se, bautizar-se y poca cosa más. En las otras dos ocasiones, ni siquiera les plantea nada. Claro que me dirán que en el discurso del Pórtico fue interrumpido por los sacerdotes y la guardia, y que en casa de Cornelio se quedó unos días, y en ellos algo les diría. Bueno: eso no es serio. O es un libro donde se muestra la vida de los primeros cristianos y a qué se les invita, o es un libro de anécdotas.

Creo que tenemos motivos para no sentirnos satisfechos de la actuación de Pedro.

Y entiendo que ello significaba regresar, de un camino de liberación propio y de los demás, a una religión basada en creer y algunas cosas más.

dimecres, 7 de juliol del 2021

Hechos de los apóstoles: un fraude, para mí

 

Conforme sigo con mis escarceos por los textos bíblicos, no salgo de mi asombro, sorpresas y más sorpresas, la mayor parte desagradables.

He leído, creo que por tercera vez, pero la primera con espíritu muy crítico, el libro Hechos de los apóstoles, y he tenido una más de las acostumbradas frustraciones. En mi lengua llegaría a decir: He caigut de cul. Frase que decimos en el sentido de “ha sido tan grande la sorpresa que, emotivamente, me ha hecho perder el equilibrio corporal, y he caído (hacia tras). Efectivamente, aseguro que no exagero.

Este libro, para mí, es un fraude, por dos razones: la primera porque, aunque se titula Hechos de “los” apóstoles, tan solo se habla de dos de ellos: Pedro y Pablo. Sí, sí, los “considerados” más importantes. Pues, no sé… Primero no sabemos nada de lo que hicieron los diez restantes. (Eso lo sabía, pero no lo había valorado como ahora.) Y, me quedo con mi todísima ilusión de que ellos, o algunos ellos, lo hicieran mucho mejor.

Pero, cuidado: no quiero tratar de este libro como un tema independiente, sino en el marco del tema, el gran tema, de cómo el mensaje cristiano, de su formulación primitiva, en los textos evangélicos sobre Jesús, centrados en hacer el bien a las personas, se fue deslizando hacia un pseodomensaje basado principalmente en “creer”, en “la fe”, y en un montón de “verdades”. Ya sé que me dirán que el creer, si es de verdad, ya implica necesariamente el actuar. Totalmente de acuerdo, yo, pero no la mayoría de la gente. Para muchos/as, creer es algo que “viste”, que da prestigio (hoy no tanto como antes, pero aún).

Para mi conciencia cristiana, todo deriva de bastante atrás. Primero, en los evangelios, Jesús, ni cuando habla ni cuando actúa, no invita a creer (a veces sí, faltaría más), sino a actuar.

Veamos un bello ejemplo en las parábolas, concretamente en las siete que yo escogí como más importantes para mi reciente libro sobre “Lo mejor de la Biblia”.

Sembrador: Invita a seguir sembrando (en todos los sentidos), puesto que, aunque haya semillas que se pierden, siempre las hay que fructifican.

Talentos: Invita a aprovechar las facultades recibidas para hacer el bien (i no precisamente para acumular talentos, que eso fue un ejemplo, porque permitía valorar numéricamente). Pero el quid de la cuestión está en el hecho de que hay que dar en proporción a lo que se ha recibido.

B samaritano: Invita a atender a cualquier persona necesitada.

Hijo pródigo: Invita a perdonar, aunque la falta haya sido grave.

Oveja perdida: Invita a valorar a cada persona en función de su valor como tal, y no en función de la cantidad de ellas.

Fariseo y publicano: Invita a ser humilde ante Dios. Es decir: a ser realista.

Siervo malvado: Invita perdonar, y muchísimo más si ya has sido tu perdonado.

Eso Jesús, pero Pablo… Hace años que he venido observando que, así como Jesús hablaba sobre todo de cosas terrenas y cotidianas, el apóstol Pablo se refiere muy abundantemente a grandes principios, temas intelectuales, elevados, de más significación que realidad. Llega al punto de que, cuando da consejos para portarse bien en la vida de cada día, ese tema ocupa como mucho una columna de un texto publicado en forma de columnas. Es decir, muy poco espacio sobre la longitud total de la carta. Pero en más o menos la mitad de sus cartas (6 u 8), no llega ni a eso. Algunas veces he llegado a pensar que Pablo predicaba más “su” evangelio que el de Jesús.

No he dado a ello excesiva importancia, pensando que se trataba de una excepción, en una persona que no era extraño que fuera diferente de los demás apóstoles, teniendo en cuenta que fue un apóstol posterior, que nunca convivió con Jesús, y que se nota enseguida que es un intelectual nato.

Pero… ahí estamos. Que una cosa es tener “una” excepción, y otra…

Segunda razón por la cual considero que se trata de un fraude.

¡Habrase visto que, en un libro que tiene 28 capítulos y unas veinte páginas, tan solo haya sido capaz de encontrar dos pasajes, más bien dos frases, en que se hable de hacer el bien, o de hacer cosas buenas!!!!

Los cito: Cap 10: 38 (de Pedro). (Texto traducido por mí a partir de la versión catalana.): “Hablo de Jesús de Nazaret. Ya sabéis cómo Dios lo ungió con el Espíritu santo y con poder, y cómo pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos…”

Cap 20: 35 (de Pablo): “Siempre os he expuesto que conviene trabajar así para no escandalizar a los débiles…”

En cambio, sería casi imposible contar las veces en que o bien Pedro o bien Pablo exhortan a creer… Como son tantas veces, se combinan las formas: Creer en el Señor, creer en la Palabra, creer en el Camino, creer en Jesús… A los convertidos se les invita a creer, hacerse bautizar, y darles la seguridad que les quedarán perdonados los pecados. Y… nada más, ni siquiera consejos para que no vuelvan a pecar.

Así que no es tan solo la excepción de Pablo, también la de Pedro (¡y nada menos que Pedro!, quién lo hubiera dicho), es que ya no queda ni “regla”. Es que ese desliz desde el evangelio basado en hacer el bien a las personas, hacia un creer, cada vez más abstracto, no sucedió en la Edad media, ni sucedió en los siglos IV-V, momentos de degradación de la Iglesia, es que… increíblemente, parece que ya empezó a suceder en la misma predicación de los apóstoles. (Y que conste que, por esta vez, no me pongo con la valoración de los profetas de Israel. Tan solo con la integridad del evangelio.)

Es constatar que, una desviación que sabíamos bien que se produjo, y por ello estamos como estamos, al parecer empezó mucho antes.

Sin embardo… ¡cuidado! Gracias a Dios, no todo es así. También hay excepciones en sentido contrario. No podía ser menos.

Porque esas tristes conclusiones (preliminares) me llevan, inmediatamente tras el fin de la lectura del libro en cuestión, a releer y comparar los textos de las cartas apostólicas, que, como se sabe, aparte de las 14 tan conocidas de Pablo, son 2 de Pedro, quizás póstumas pero bien bien “de Pedro”, 3 de Juan (muy probablemente el mismo apóstol y evangelista, aunque ya sería de una edad muy avanzada), 1 de Santiago, un desconocido, y 1 de Judas (cuidado, no el que pensáis).

Las dos cartas de Pedro, fueran de él directamente o escritas por un seguidor muy identificado con él, no revelan un estilo diferente a sus exposiciones en los Hechos. En un conjunto de 10 páginas, la única referencia concreta a la práctica del bien es: (traducción mía, como siempre) “Vivid todos unidos, tened los mismos sentimientos, amad a los hermanos, sed afectuosos y humildes, no devolváis mal por mal, ni injuria por injuria; bien al contrario, bendecid…”. También un par de referencias muy puntuales a “hacer el bien”.

Estilo 100x100 evangélico. Sin embargo, salen conceptos del tipo de: la esperanza en la muy próxima segunda venida de Jesús (como se suponía entonces); la dignidad, la esperanza y la segura felicidad, a pesar de los sufrimientos presentes, de los creyentes, elegidos por Dios; la condena de los desórdenes de vida, corrupciones, deseos terrenales (sin precisar nunca cuáles, lo cual podría inducir a pensar que son “todos”)… Son temas que se van repitiendo, por los que el apóstol parece sentir una gran pasión.

Las 3 cartas de Juan, de hecho 1, más un par de pequeños añadidos, quieren ser, según parece, un complemento de su evangelio, de la misma época, finales de siglo. Basado en el gran tema del amor, de Dios, de nosotros entre nosotros… pero redactado con tal magnificencia, tales multirepeticiones de lo mismo, con tal inconcreción, que, de 6 páginas (sin contar los dos añadidos), solo puedo mencionarle un pasaje, eso sí espléndido: Cap 3: 17: “Si alguien que posee bienes en este mundo ve a su hermano que pasa necesidad y le cierra las entrañas, ¿cómo puede habitar en él el amor de Dios?” 

 Es poco, pero me planteo una cuestión: ¿Por qué el ya anciano Juan difundió dos textos  unos 15-20 años (80-90) después de las fechas probables de divulgación de: los tres primeros evangelios (los cito porque es así, pero sin duda no iba la cosa por ahí), el libro de los Hechos, todas las cartas de Pablo y, podría ser, la primera de Pedro? Me refiero a que había pasado su vida en silencio, sin divulgar nada, y de repente dos documentos. ¿Acaso se sintió entonces, a pesar de su vejez, llamado a corregir, completar, unos criterios que no le parecían bastante de Jesús???

Pero… la joya del Nuevo Testamento fue, para mí sin ninguna duda, la carta del desconocido Jaime, o Santiago (para nosotros, Jaume). Ese sí “volvió a Jesús”, sin casi nombrarlo. Quisiera citarlo con un poco de extensión, por su gran importancia en aquellos momentos: “La religión pura y sin mancha a ojos de Dios Padre consiste en eso: Ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus necesidades …”  //  “Si un hermano o una hermana no tienen vestido o les falta el alimento de cada día y alguien de vosotros les dice: Id en paz, abrigaros bien y alimentaros, pero no les da lo que necesitan, ¿de qué servirán esas palabras? Así pasa también con la fe: si no se demuestra con las obras, la fe sola está muerta.” // “Y vosotros, los ricos, llorad y plañíos por las desgracias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas (…)  El jornal que escatimasteis a quienes os segaban los campos clama al cielo.”  (Eso, en solo 6 páginas. Poco y bueno.)

Y digámoslo todo: esta carta no fue aceptada por los dirigentes eclesiásticos como texto bíblico canónico (oficial) hasta el siglo III en las iglesias orientales, y hasta finales del siglo IV, y tras muchas y largas discusiones, por las iglesias de Occidente.  Pues claro: eso no encajaba ya en los “esquemas”.

Y aunque me duele mucho alargarme tanto, no puedo terminar sin plantear la pregunta del millón: ¿Por qué se marginó, o se silenció, a diez apóstoles, en el libro sobre Los Hechos de “los” apóstoles???  Es más probable que la iniciativa del libro mencionado fuera un proyecto de grupo más que iniciativa simple e individual del autor (que, por cierto, no creo, como se ha dicho siempre, que Lucas fuera autor de su evangelio y del libro de los Hechos, que son tan distintos en su tema… pero eso para otro día). 

Pero fuera de quien fuera la iniciativa, ¿por qué se basó solo en dos apóstoles y se marginó a diez?  De los diez, uno al final respiró: Juan. Pero los otros nueve, ¿qué pensaban? ¿Qué decían y enseñaban?

Puede decirse que quiero saber demasiado, que dos ya son representativos….  Pero, dado el caso de que en el libro de marras se “varía” (para decirlo suavemente) el mensaje de Jesús, me parece muy preocupante que, para ello, no se contara con la participación de todo el grupo, o de una mayoría.

Hemos seguido, pues, cuatro temas:  Las características del mensaje evangélico. / Las características del mensaje de Pedro y Pablo. / La corrección de Juan y, sobre todo, de  Santiago. / El incomprensible silencio de nueve apóstoles.

Me permito establecer esa hipótesis (mía, y por lo tanto provisional): Jesús expuso un mensaje primordial de amor hacia las personas basado en acciones. Algunos discípulos (incluso apóstoles) lo fueron derivando hacia una religión, basada en creencias y prácticas religiosas. Esa tendencia ha durado los dos mil años de la historia de la Iglesia. Pero enseguida, ya en un primer momento, algunas personas, dirigentes o no, se esforzaron en “volver a Jesús”. Y esa lucha todavía dura hoy, y quizás siempre. 

Pero, ¿y los nueve silenciados?

dissabte, 3 de juliol del 2021

Una Catalunya insostenible

 

(La nostra petjada ecològica)

 La «petjada ecològica» és un (encara nou) concepte per avaluar l'impacte sobre el territori del consum d'una col·lectivitat: país, ciutat, etc. Per tant és la mesura de fins a quin punt una economia o un estil de vida és o no és sostenible ecològicament. L'Ajuntament de Barcelona va publicar l'any 1999 l'opuscle «La petjada ecològica de Barcelona» (avui esgotada), calculada durant el 1998 amb dades de 1996 (per tant ja una mica envellida). I malgrat referir-se principalment a Barcelona, dona també les dades de Catalunya.

 La petjada ecològica d'un grup humà calcula quin territori (en hectàrees) es necessita per produir tot allò que aquest grup consumeix (en tones), i per absorbir les deixalles d'aquest consum:

*  Conreus agrícoles per produir aliments vegetals o fibres industrials.

*  Pastures per al bestiar productor de la carn, llet, llana, etc.

*  Espai de mar per a la pesca del peix.

* Boscos per a la producció de fusta (per a mobles i per a paper), però també per absorbir el CO2 emès a l'atmosfera per causa de l'energia consumida per a la producció i el transport. (Però, com que les dues funcions del bosc són compatibles, només se'n compta una.)

*  Espai construït per a habitatge i infraestructures.

 Posem un exemple: a Catalunya el 1996 es van produir (arrodonint) 676.000 tones de verdures, se'n van exportar 64.000 tones (que cal restar) i se'n van importar 885.000 (que cal sumar). En total, els catalans vam menjar aquell any unes 1.497.000 tones de verdures, que vol dir uns 250 kg. per càpita (de mitjana). Doncs bé: considerant la productivitat catalana, de 24.000 kg de verdura/hectàrea, van caldre 64.000 hectàrees (de Catalunya o de fora) per produir aquella verdura, que vol dir 0'01 ha per persona. Aquesta xifra de 0'01 h és la petjada ecològica de cada català, i les 64.000 h són la petjada ecològica de tota la població catalana (només pel que fa a la verdura).  

 Fent el mateix càlcul amb tots els altres factors, tenim el resultat següent, com a petjada individual de cada català:

*  Conreus                             0'49 h

*  Pastures                             0'99 h

*  Bosc (absorció diòxid)      1'10 h

*  Mar                                    0'65 h

*  Terreny construït               0'03 h

  Total                                      3'26 h

 Però, com hem vist, es calcula espai de terra i espai de mar. Si només calculem espai de terra, la petjada ecològica de cada català és només de 2'61 h. I si ho multipliquem per 6.090.000 catalans ens dona una petjada ecològica de la població catalana de 15.895.000 h. Ara bé: el territori de Catalunya només té 3.200.000  h (o 32.000 km 2). És a dir: els catalans consumim i expel·lim gasos com per usar unes 5 vegades el territori de Catalunya!!

 (Atenció, per si algú la tingués o la llegís: «La petjada ecològica de Barcelona», en la nota al peu de la p 23, dona la xifra de 6'5 vegades, però és errònia, perquè surt d'un quocient de dividir un dividend que comprèn també l'espai marítim per un divisor que és només espai terrestre.)

 Afegim, sense entrar-hi en detalls, que la petjada ecològica de Barcelona sola ja és igual a 1'6 vegades el territori de tot Catalunya. I, per acabar-ho d'arrodonir, direm que, segons dades de l'ONU incloses en l'opuscle que comentem, la petjada espanyola també sobrepassa àmpliament el territori de l'Estat espanyol (és a dir, no podem pensar a «compensar» el nostre excés amb un sobrant d'hectàrees de la resta d'Espanya).

 També cal fer constar que els autors ja avisen que el mètode utilitzat no és prou exacte, perquè no es tenen en compte, per exemple, l'absorció dels residus sòlids, el consum de l'aigua, la disminució de la capa d'ozó ni la contaminació dels sols. Tot això faria augmentar la petjada. En canvi, aquesta disminuiria si es considerés el fet del turisme (una part del consum de Catalunya el fan els turistes que tenim a l'estiu). Tampoc es compta la «producció» de l'energia gastada, perquè aquesta producció està més relacionada amb el subsòl que amb el sòl.

 Heus ací, doncs, una qüestió fonamental que ens hem de plantejar seriosament «tots» els catalans i catalanes: ja sigui els nacionalistes, o els comunistes, anarquistes o altermundialistes, o els ecologistes (per esmentar els grups més inquiets). Consumim massa!! Ens «mengem» el nostre territori i el dels altres!! El nostre estil de vida, col·lectivament parlant, i, és clar, considerant especialment el dels grups socials que gasten més, és insostenible, cosa que vol dir que «no pot ser», que no pot continuar.

 Parlant més clar, si pot ser: els catalans i les catalanes que sortim al carrer per protestar contra la guerra, per exemple, hem de pensar que tirar bombes no és l'únic mitjà (encara que sí el més cruel i el més covard) de destruir o d'arruïnar un país. Que hi ha maneres més «subtils» de fer-ho, i més silencioses i fins i tot més «desconegudes». Primer de tot, doncs, cal que siguin «conegudes» per tothom, i després que, de saber-ho, es passi a alguna cosa més, però «ja». Les institucions publiquen un llibret, per complir (i la Generalitat no ha fet ni tan sols això), i quan s'ha esgotat no es preocupen de reeditar-lo, ni de fer conèixer àmpliament el seu contingut.

 Per acabar, i perquè no sigui només una crítica negativa, em permeto de dir, amb un cert risc d'esguerrar-la, alguna cosa sobre possibles sortides. El nostre consum de peix, traduït a superfície marítima «usada» (que no vol dir de la superfície total, sinó la que és útil per a la pesca), no és gaire problema: estem una mica per sobre de la que ens «tocaria» si fos ben repartida entre tots els països (0'65 h en relació a 0'50). Si repassem els components de la nostra petjada exposats més amunt, veurem que els dos més importants, amb molta diferència, són «pastures» (0'99), que vol dir sobretot consum de carn, i «bosc» (1'10), que vol dir absorció de diòxid i per tant consum d'energia contaminant. Així, doncs, la carn i l'energia d'origen fòssil serien dos components del nostre consum que es podrien disminuir, que no són pas tan essencials com els aliments vegetals, per exemple, i que farien baixar el valor de la nostra petjada.

 Ens atreviríem a viure amb menys carn i menys benzina?

 

          

 

   

 

dijous, 1 de juliol del 2021

La realitat de Déu: justícia + fraternitat

 

De Déu se’n diuen i se n’han dit moltíssimes coses, totes molt més imaginades que sabudes. Perquè, com sabem, és una realitat abstracta, incomprensible i inaccessible. I, per tant, inestudiable. I no vull perdre l’ocasió de recordar que la paraula Déu ha sigut usada  milions de vegades com a “tapadora” de coses indegudes. Per la qual cosa, avui moltes persones entenem que quantes menys vegades se l’anomeni millor. Precisament per respecte al seu nom.

Ara bé: d’enmig d’aquesta incertitud, i d ‘enmig d’aquest mal ús, només hi ha dues coses que sí que sabem que són certes: el Creador desitja/demana/espera dues coses per a ell fonamentals: la justícia i la fraternitat.

La seva passió pel Dret i la Justícia ens ve comunicada de manera ben contundent pels bons profetes d’Israel. Els bons (mitja dotzena).

El seu somni de la fraternitat entre totes les persones ens ve comunicat, alhora que viscut, per Jesús de Natzaret i els seus apòstols.

No desitjo, per aquesta vegada, ser més detallat. Només vull recordar les dues frases més expressives i emblemàtiques (entre moltes altres):

“Que el Dret brolli com l’aigua, i la Justícia ragi com un torrent inestroncable.”  (Del profeta Amós, molt desconegut, “precisament” perquè és molt bo.)

“Us dono un manament nou: que us estimeu els uns als altres tal com jo us he estimat.” (Del discurs de Jesús de l’últim sopar, segons l’evangelista Joan.)

Però voldria remarcar MOLT que la gràcia d’aquestes dues il·lusions divines és, precisament, que vagin unides (m’agradaria dir que més aviat “enganxades”). I mai una sense l’altra.

Per desgràcia, la institució (les institucions) que tenien (i tenen) la missió d’ensenyar aquests valors no ho han fet mai de manera correcta. La justícia (la justícia social) se l’han ben saltada. I la fraternitat s’ha ensenyat i practicat... d’aquella manera: molt en els rengles baixos i populars; molt poc en els rengles superiors.

La institució (més tard les institucions) han valorat, per sobre de tot, els elements següents:  Les Veritats, suposadament revelades pel Creador, sempre supervalorades i, sovint, obligades, amb els increïbles “dogmes”.

Els actes de culte, sovint anomenats “les pràctiques”, les quals generalment s’han considerat com “el ser o no ser” d’una persona cristiana.

Amb aquests dos elements, més, naturalment, l’obediència als mossens, bisbes, etc., s’ha viscut, durant molts segles, un succedani de cristianisme, o un cristianisme escapçat. La passió divina per la justícia social, tan explicitada pels bons profetes, n’ha sigut, no sols absent, sinó desconeguda.

Així, els sacerdots van anar fent, del  missatge cristià, una “religió”, quan el missatge, en els seus orígens, no ho era ben bé. Jesús, tot i pujar a Jerusalem per les festes, no ens consta que assistís regularment a actes de culte al temple. El trinomi: Veritats + pràctiques + obediència no el coneixem en els relats evangèlics. Més aviat coneixem: grup solidari + comunicació interpersonal + assistència a persones necessitades. I aquest moviment es va anar desenvolupant precisament com a oposició a la religió massa estructurada, massa sacerdotal, massa plena d’obligacions, que hi havia en aquell moment. (Per això el van matar...)

 Tan greu com és tot això, encara no és lo més greu. Avui, modestament, opino que lo més greu és que, enmig d’un magnífic, i prometedor, moviment de renovació i evangelització, encara que molt minoritari, i excepcionalment encapçalat ara per un papa, el papa Francesc, resulta que pràcticament tots els seus animadors se centren en una sola part: Jesucrist i l’Evangeli. Ni una referència als textos profètics sobre el Dret i la Justícia. Doncs... això, crec que és repetir el mateix error de fa dos mil anys. Tornem-hi...

Cada vegada que els sento dir (vull dir que els llegeixo) l’expressió “l’Evangeli” (només l’Evangeli!!!), em sento com si em tallessin una meitat de la meva consciència cristiana.